Hemos pasado unos días libres inmejorables. No hemos hecho nada especial, nada fuera de lo normal y, aún así, no cambiaría absolutamente nada.
Parece que si estás disfrutando, que si estás a gusto y lo compartes, automáticamente salta la alarma de: es real? de verdad estás tan a gusto o sólo es postureo? sólo compartes lo bueno?
Pues sí, ha sido real, muy real. Desde hace un tiempo, meses, me cuesta horrores desconectar, me cuesta estar al 100% en algo que no sea trabajo, relajar todos los músculos e intentar bajar las revoluciones al mínimo… leer un libro prestando atención, ver cosas en el móvil que no tengan que ver con trabajo, comer, dormir y descansar sin horarios. Todo esto, hace 7 meses era impensable, un sueño. Pero estos días, sólo estos tres días he empezado a ver que podía conseguirlo.
Han sido tres días, sólo tres días. Uno más que un fin de semana normal, realmente. Nos hemos ido al lado de casa, donde siempre, a poco más de media horita. Pero me han sabido a semanas de vacaciones en un lugar remoto, alejado de todo.
Y sí, repito, ha sido real. Tan real… y no me hice consciente hasta que, de repente, recibo un mensaje de Lino, que leo 9 minutos tarde, justo al acabar un capítulo del libro que casi he leído entero en estos 3 días y que dice: “… verte ahí leyendo me encanta. Tranquila, relajada y feliz”.
Y es así? siempre digo que a nadie le desearía habitar esta cabeciña, siempre llena cosas, de nervios, de “comecomes”, de “y si?”, llena de ganas de hacer cosas, de angustias a veces, de querer que todo esté perfecto, de querer que todxs estén bien, que todo el mundo esté a gusto … y de repente, he estado tranquila?? Madre mía, qué descanso!!
Me apetecía dejar esto escrito, para que si en algún momento, que sé que pasará, probablemente ocurra en el siguiente intento de descanso, vuelvo a las andadas, a costarme relajar, desconectar y fluir, sepa que soy capaz, volver a estos días libres.
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